sábado, 6 de junio de 2009

Diosdado rompió el jalabolímetro y quebró la marca olímpica de Aristóbulo































El super ministro, después de aguantar sendo palo de agua en cadena cuando por allá por Vargas el comandante lo volvió a llamar a botón para que iniciara los procedimientos contra Globovisión, saltó en garrocha para acabar definitivamente con las marcas de Aristóbulo en los cien metros planos de jalabolismo presidencial y pidió de un plumazo adecuar la Ley de Telecomunicaciones al proyecto político socialista de los rojos rojitos sirviendo la mesa para la revocatoria de concesión y el cierre definitivo de Globovisión.

Al hombre de poco Cabello no le parece descabellada la idea de que la Ley de Telecomunicaciones sea reformada "porque fue redactada cuando no estaba claro el proyecto político y es necesario que sea modificada para adaptarla al socialismo".

Por eso el ministro de Obras Públicas y Vivienda quiere ir más allá y solicitó (léase "ordenó") al Poder Judicial que sancionen a Globovisión por haber llevado al "caballero" editor del diario El Nuevo País, Rafael Poleo, al programa "Aló Ciudadano" donde advirtió al presidente Chávez que, de seguir instigando el odio social, terminaría como el dictador Benito Mussolini, quiere decir, recibiendo las tempestades que sus vientos cosecharon ya irremediablemente.

"Señores dueños de los medios... No cambien su línea editorial que nosotros no vamos a cambiar nuestros principios, ni nuestro proyecto político", dijo.

Esto me hizo recordar al sabio y profundo filósofo que fue Marx.

Por supuesto, me estoy refiriéndo al gran Groucho, quien dijo: "Estos son mis principios... si no le gustan... bueno, tengo estos otros".

En cuanto a las denuncias de Globovisión y otros medios sobre irregularidades administrativas cometidas supuestamente durante su gestión en el estado Miranda, ningún funcionario del Estado ha considerado prudente ni necesario pronunciarse, ni siquiera para desmentirlas. Mucho menos el contralor. Mucho menos el indiciado...

En cambio, anunció, eso sí, controlar a los canales de cable, después de lo cual, irán, seguro, tras internet para finalmente alcanzar el mar de la felicidad cubano.

"Toda acción que implique uso del espectro radioeléctrico o actividades de telecomunicaciones, tenga o no tenga uso del espectro radioeléctrico, debe ser regulado por Conatel, eso va con las cableras, con las empresas de televisión por cable que se metan en las cableras, que pareciera que no tuvieran gobierno, pues sí tienen", dijo el apellidado Cabello de los ojos lindos.

Argumentó con descaro que países democráticos europeos regulan contenidos y pretendió asimilar esas acciones a lo que aquí pretender hacer quienes quieren tan solo promover la censura política.

Citó el caso de EEUU, donde el productor de un programa fue detenido por incitar al odio desde un programa de radio. Imagínense entonces la cana que le saldría al sujeto éste que insulta a diestra y siniestra y promueve constantemente el odio social en cadena nacional y que es el objeto de su adulación. Hay que ver que hay gente descarada y jalabola.

Pero Diosdado hoy rompió el molde y quebró el récord de Aristóbulo. Aquí hay que levantarle la mano a los ganadores sin complejos. ¿Verdad negro?

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